sábado, 24 de julio de 2010

El Olvido

Siento como tus recuerdos desgarran mi alma, como tus palabras destrozaron mi mundo tan lleno de tus ejemplos de vida, cada fin de semana desde que te deje de ver se convirtieron en un mar de lagrimas que fluyen en mi habitación vacía por el dolor que me genera extrañarte.

Una fuerza que no se compara con la fuerza de los músculos hacen que al estar al lado de ella, me sienta como el hombre que un día quisiste que fuera, tan fuerte y valiente hasta de enfrentarme a la misma muerte y salir victorioso.

No pienso en tus errores pues así como tú, yo también los tengo, menos aún te reprocho en lo más mínimo, pero que algo te quede claro y es que, mientras ríes con aquella persona nace una lagrima de un corazón casi marchito por tu descuido e insatisfacción al dártelas de pendejo. No pretendo que regreses a calmar las aguas pues solo el tiempo lo hará, pero eso si, te pido que no te alejes pues si lo haces, de por si mi alma ya casi desgastada por tanto sufrir no lo aguantaría más.

Aun con mi pendeja altanería soy un pelele ante tu presencia distante y cercana, se que piensas en mí como lo hago yo en ti, pero en el silencio mueren todas estas palabras de amor que te tengo que decir. Dios, tan solo él sabrá que es sufrir por tu descuido y falto de atención ante tu núcleo que te brinda aún después de todo los brazos abiertos para darte el calor en este fríaje aún con abrigo hiela hasta el infierno sin ti.